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Nadie dijo que este concierto para padres iba a ser fácil. Nadie que conociera que tuviera hijos antes que yo me dijo: -No te preocupes, esto es fácil, tranquila.
¿Maravilloso? Por supuesto. ¿Loco? Seguro. ¿Emocionante? Sí. Pero ¿fácil? No, la verdad es que nadie me lo dijo.
La maternidad es un constante estado de estrés; nos estresamos al pensar en actividades divertidas que hacer con nuestros hijos, luego nos estresamos al planificar esas actividades. Volvemos a estresarnos para documentar con fotos toda esa aventura, e incluso a veces llegas a tener un poco más de vida (que debemos robar a alguien porque no se de donde sale ese tiempo) y crearmos un libro de fotos para tener pruebas de que estos recuerdos sucedieron (o al menos publicar una foto en Facebook o Instagram, porque seamos honestos, si no fuera en las redes sociales, ¿pasaron esas cosas?)
Luego está el estrés cuanto tenemos que hacer las maletas, viajar y tener que parar en el momento menos oportuno porque uno de ellos tiene que ir al baño, averiguar dónde narices cambiarle el pañal en una estación de tren, encontrar sitios para comer donde todos encuentren algo que les guste, calmar el llanto y negociar para que se detenga el lloriqueo, etc.
¿Pero sabéis que? Vale la pena. Vale la pena para mí.
Por eso quiero hacer mágica su infancia
Vale la pena ver la luz en la cara de mis hijos cada vez que ven los dinosaurios en el museo. Incluso si después de pagar la entrada te enteras de que solo queda la mitad de la exposición porque ya están desmontando.
Vale la pena escuchar a Valeria diciendo ¡¡ainsss que mono mami!! cada vez que visitamos a los animales en la granja. Incluso si pasamos más tiempo entre prepararnos para irnos a la granja, meternos todos en el coche para ir a la granja y conducir hasta llegar a la granja de lo que realmente visitamos la granja.
V
Nosotros, como padres, tenemos el privilegio de hacer que su infancia sea mágica. Mis pequeños solo tienen una infancia, y quiero ayudar a hacerla lo más mágica posible.
Hay muchas oportunidades para hacer magia
Creo firmemente que no todos los momentos tienen que ser mágicos. Porque eso no es realista ni alcanzable. Ni siquiera necesario. Está bien que los niños tengan momentos no mágicos. Pero hay muchas oportunidades para hacer magia si lo pensamos bien, si buscas la magia en el día a día.
Hay magia en encontrar una pequeña flor que crece de una grieta en la acera.
Hay magia en bailar juntos tu canción favorita.
Hay magia en jugar juntos en la arena.
Hay magia por todas partes: si te paras a notarla, abrázala y creer en ella.
La infancia es un momento mágico, es cuando la imaginación de un niño es creativa y salvaje. Ir a la oficina de correos a enviar un paquete o una carta puede ser toda una aventura. Cuando los días festivos y las celebraciones familiares los hacen sentir tan especiales y queridos que pueden estallar de emoción.
El otro día mi hijo mayor me dijo: -“¡Mamá! ¿Recuerdas cuando fuimos tu y yo solos al cine y teníamos toda la sala para nosotros?- De ese día hace ya casi 7 años, y él sigue recordándolo como un día especial, eso me hizo explotar el corazón.
Estos pequeños momentos son cosas que nuestros hijos recuerdan, y es posible que guarden para siempre.
Cuando veo fotos en el ordenador o las que publiqué en alguna red social, recuerdo todos los sentimientos que tenía durante esa fiesta o viaje. Claro, las fotos también me recuerdan los factores estresantes de ese día, pero sobre todo me recuerdan las risas, el amor y la alegría de estar juntos y compartir experiencias unos con otros.
No hay una sola actividad especial, ni un viaje, ni una fiesta, ni un acontecimiento, que se haya desarrollado sin problemas en la historia de nuestra familia. Pero estas cosas no tienen que ser perfectas para ser bonitas.
Solo tenemos que estar dispuestos a encontrar la magia de ese día y crearla.
