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Creo que aprender a administrar el tiempo es una de las cosas que tanto adultos como niños más nos cuesta, organizarnos, llevar a cabo lo que hemos planeado sin desviar nuestra atención de lo que realmente es importante y prioritario… es la asignatura pendiente de la mayoría de la gente.
Me canso de oír eso de: -¿Cómo te da tiempo a todo?. Pues organizándome y administrando mi tiempo, no hay otra forma de hacerlo ni más misterio.
Cierto es que he sido así toda la vida, por tanto me cuesta menos que a otras personas llevarlo a cabo, pero es cuestión de proponérselo y cuando ves que todo funciona mucho mejor, ya no dejas de hacerlo así porque como padres nos facilita mucho la vida y nos encontraremos menos cansados al final del día.
Lo mismo ocurre con los niños, tienen tantas cosas en la cabeza y quieren realizar tantas actividades a la vez, que cuando se dan cuenta no han terminado nada y ya es hora de irse a la cama. Seguro que habéis oído en casa la famosa frase: -¿Ya a la cama? ¡¡pero si no me ha dado tiempo a nada!! Así que intento que mis hijos también cumplan unos hábitos para enseñarles a administrar el tiempo, de modo que le saquen todo el partido posible tanto a su trabajo como al ocio durante el día.
Tened en cuenta que no es algo que se pueda hacer de un día para otro, estos consejos son para que los practiquéis con ellos de forma regular, os aseguro que conseguiréis que los niños aprendan a administrar el tiempo, establecer prioridades y gestionarlo… y vosotros también.
1. Empieza por administrar tu propio tiempo como padre. No les podemos pedir a ellos que lleven a cabo una tarea de forma rutinaria, si nosotros somos unos desastres que no damos pie con bola. Debemos centrarnos en las cosas importantes, definir prioridades, crear rutinas.
2. Debemos valorar nuestros deseos, compararlos con nuestras necesidades y decidir qué tiempo tenemos. Si quiero ir a tomarme una cerveza con unos amigos pero llevo el congelado recién comprado en el coche… lo que deseo está por detrás de lo que necesito hacer porque no me va a dar tiempo a las dos cosas sin echar a perder el congelado ¿verdad? Como adultos somos capaces de ver esto sin pensarlo, pero los niños no, por eso no está de más que hagamos estas reflexiones en alto para que ellos se den cuenta.
3. Establecer rutinas en los niños. Creo que es la principal herramienta en la educación de los niños, una vez que establecen ciertas rutinas, se sienten mucho más seguros de sí mismos porque saben qué esperar, saben qué va a ocurrir después; si nuestro hijo es demasiado pequeño para conocer las horas, no podemos decirle: -En diez minutos comemos. Cuando nos demos cuenta seguirá jugando con sus juguetes porque en realidad no sabe cuánto tiempo le queda. Sin embargo, si le decimos: ¡Es hora de lavarse las manos para cenar! Sabrá que tras las manos, es el momento de poner la mesa, ayudar con la cena, o lo que sea que le hayamos enseñado como rutina a hacer después de lavarse las manos por la noche, e incluso directamente se dará cuenta que tras la cena, va otra rutina si así se lo marcamos, de modo que en poco tiempo, él mismo hará las cosas casi sin que se las pidamos.
4. Un reloj cerca de ellos. Mis hijos saben que hay un tiempo para cada cosa, un tiempo más que prudencial, pero un tiempo. No pueden estar dos horas y media cenando, por ejemplo, ni es sano para ellos, ni lo es para el resto de la familia. En la cocina hay un reloj y ellos saben que tienen una hora para cenar o comer. Los mayores sólo tienen que mirar el reloj para saber por donde van, pero la pequeña, como no sabe las horas, simplemente le enseño donde está la manecilla al empezar y donde al finalizar, de ese modo puede administrar el tiempo, y si veo que se va quedando empanada con algo, o se le va el santo al cielo le digo: Val!! las manecillas se han movido, acuérdate que se acaba la hora.
Lo mismo hacemos con los deberes, las tareas, las horas de televisión… evidentemente con una amplitud de tiempo, y sobre todo entre semana.
5. Planificar y programar. Del mismo modo que saben que el lunes tienen matemáticas, también saben a quién le toca hacer según qué cosa en casa. Yo no les pongo a hacer tareas de limpieza, pero sí tienen que estirar las sábanas, recoger el baño tras la ducha, llevar papel higiénico cuando se acaba, poner la ropa sucia en el cesto, poner su mantel, su plato y su vaso, y después recogerlo. Y cuando alguno de ellos se lo deja sin hacer, lo llamo para decirle que se le ha olvidado hacerlo.
6. Cada uno establece sus prioridades. Me gusta que mis hijos tengan voz y voto en casa, que decidan por sí mismos en según qué cosas, por eso ellos han priorizado qué prefieren hacer antes y qué después en sus horas diarias en casa. A mí me encantaría que vivieran libres como el viento, sin presiones, sin problemas, sin responsabilidades, pero la verdad es que en la vida real se van a encontrar con que sí es necesario cumplir unas normas y obligaciones, así que no me queda otra que enseñarles a administrar el tiempo, aunque sean ellos los que decidan cuándo.
7. Lugar de estudio. Me encantaría deciros que mis hijos estudian y hacen los deberes cada uno es su propia habitación y en su escritorio, pero sería falso. A ellos les gusta hacerlo donde yo estoy, así que acabábamos todos apiñados en la mesa del salón, portátil incluido; por esta razón, monté un pequeño despacho en el salón donde colocamos el ordenador para uso de todos, y yo trabajo mientras ellos hacen los deberes o estudian a mi lado.
8. Organización. Si tienes la escampada del siglo en la mesa donde vas a trabajar, pasarás más tiempo buscando que haciendo, así que nada como tener las cosas organizadas y recogidas. Es importante enseñarles a mantener las cosas ordenadas para aprender a gestionar su tiempo y que sea lo más efectivo posible.
Todos estos consejos no son la panacea, con ellos no vais a conseguir que aprendan a administrar el tiempo de un día para otro, pero con un poco de paciencia, os aseguro que todo va más rodado y tanto ellos como nosotros, vivimos más tranquilos.
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