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Cuentan que la palabra barbarismo proviene del latín, de barbarismus que significa ‘extranjero’, y hace referencia a las dificultades que tenían las personas forasteras de hablar el idioma propio de la región a la que llegaban. En la actualidad, los barbarismos se definen, según la RAE, como “una incorrección que consiste en pronunciar o escribir mal las palabras, o en emplear vocablos impropios”.
El habla oral e informal, la creación de nuevas palabras, la similitud de unas palabras con otras… Según los expertos pedagogos de RUBIO, la editorial de cuadernos didácticos, existen multitud de razones que pueden ocasionar el surgimiento de nuevos barbarismos, dependiendo de la modificación que sufra el vocablo.
En este sentido, existen cuatro grandes clases de barbarismos, entre los que se encuentran los prosódicos, sintácticos, ortográficos y analógicos. Los expertos los dividen dependiendo si el error es de dicción, de concordancia o construcción de las palabras, de fallos ortográficos o, incluso, si se da a causa la adopción de palabras de otros idiomas.
Barbarismos más frecuentes
- La confusión de consonantes con fonemas similares es un problema muy habitual tanto en mayores, como en pequeños. Los ejemplos más sonados son la confusión entre la B y la V (estava, en lugar de estaba), entre la J y la G (extrangero, en lugar de extranjero) o la X y la S (esplanada, por explanada).
- Algunos prefijos como SUB o TRANS pueden dar lugar a confusión, como por ejemplo decir subrealista, en lugar de surrealista, o transtornado en lugar de trastornado. Algunos ejemplos de buen uso de estos prefijos serían las palabras submarino o transatlántico.
- Las palabras que incluyen la grafía XH son usualmente escritas de forma incorrecta, dada la no sonoridad de la letra H. Como muestra de ello, tenemos exalar, en lugar de exhalar; exhuberante, en lugar de exuberante; o exhorbitante, en lugar de exorbitante.
- Los fallos de concordancia o de construcción de las palabras son muy comunes, especialmente los errores relacionados con el género o número. El plural de pies se mantiene igual, sería un error escribir pieses, o el género como la mar o la calor, en lugar de “el mar” o “el calor”.
- En ocasiones, los extranjerismos también son considerados como barbarismos. Algún ejemplo de este tipo de palabra son el famoso fútbol, que proviene de la palabra inglesa football, o baguete, de la palabra francesa baguette.
25 palabras que decimos mal y no lo sabemos
- Idiosincracia – Idiosincrasia
- Preveer – Prever. Puede deberse a la confusión con el verbo proveer.
- Beneficiencia – Beneficencia. Tal vez se escriba incorrectamente por su parecido con la palabra ciencia.
- Visicitud – Vicisitud
- Suscinto – Sucinto
- Aférrimo – Acérrimo
- Excéptico – Escéptico
- Convalescencia – Convalecencia
- Discrección – Discreción.
- Esplanada – Explanada
- Innundación – Inundación
- Fideligno – Fidedigno
- Fregaplatos – Friegaplatos
- Inexcrutable – Inescrutable
- Misógeno – Misógino
- Prevadicación – Prevaricación
- Subrealista – Surrealista
- Sujección – Sujeción
- Transtornado – Trastornado
- Exalar – Exhalar
- Exhuberante – Exuberante
- Exumar – Exhumar. Proviene del latín ex + humus (Tierra)
- Exausto – Exhausto
- Exibir – Exhibir
- Exortar – Exhortar
La lectura es nuestro mejor aliado
Así pues, los expertos pedagogos recomiendan la lectura como método principal para evitar estas confusiones, ya que cuando posamos la vista sobre una misma palabra en repetidas ocasiones, nuestro cerebro la asimila más rápidamente y es capaz de almacenarla y utilizarla con propiedad.
Este ejercicio es especialmente importante en los niños, quienes deben trabajar desde la base para adquirir competencias de una buena escritura y un uso correcto del lenguaje.
La editorial RUBIO cuenta con varias herramientas que afianzan este aprendizaje, como las colecciones Lengua Evolución, Iniciación a la Lectura o Lecturas Comprensivas.