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¿Quieres saber cuál es la forma más fácil de arruinarte un día feliz? Intenta ponerte esos vaqueros tan chulos que has estado escondiendo al fondo del armario, ya sabes, los que has estado esperando a ponerte de nuevo “cuando adelgaces”. Todos los tenemos, esa ropa que nos está muy ajustada pero no podemos dejarla ir.
Pruébate unos vaqueros muy ajustados o cómo arruinarte un día feliz
Mis vaqueros demasiado ajustados están colgados detrás de los abrigos de invierno, la ropa de lluvia (en Alicante llueve cada 3 milenios) y el vestido para la ocasión especial que compré (para el que me gasté una pasta y que nunca me he puesto, pero ahí lo tengo de todos modos, con las etiquetas puestas).
Tengo guardados estos vaqueros porque, Dios me ayude, un día me los volveré a poner (estos no son los temidos vaqueros de madre que vuelven a estar de moda). A Dios pongo por testigo que me los meteré de nuevo y no me los quitaré nunca más.
Llegó el día
Y llegó el día, lo sentí ¡qué os voy a decir!. Era una hermosa mañana. Me tomé mi café mañanero, revisé mis correos electrónicos, acabé algunas cosas de mi lista de tareas pendientes. Ésta era la mañana. Lo sentí. El momento de la verdad.
Saqué la percha de la parte de atrás de mi armario donde los había escondido. Unos vaqueros pitillo preciosos, con todo su realce mágico del culo, que me costaron un riñón, impresionantes mis vaqueros.
He estado haciendo ejercicio, comiendo (bastante) bien e (intentando) no beber demasiado Sandara blanco por la noche. He perdido unos cuantos kilos. Me sentía muy bien.
Tiré de ellos y me los puse (son unos pantalones ajustados después de todo), tuve que dar varias patadas de kick boxing para subirlos por las piernas e hice el baile tradicional irlandés paso a paso para pasarlo por mi culo. Una pequeña gota de sudor se formó en mi labio superior. Me los puse. Hasta ahora todo va bien. ¡Sí!… Y luego, exhalé.
No va bien. De bien nada. Los vaqueros estaban puestos, técnicamente, pero si tenía pensado poder sentarme durante el día, tal vez incluso respirar o digerir algún tipo de alimento, estos vaqueros no eran una opción. Demasiada yo y no suficientes vaqueros. Más salchicha que vaqueros.
Los vaqueros me venían demasiado ajustados. Mi estupendo y feliz día había terminado oficialmente. Hecho. Se acabó, y ni siquiera eran las 10:30 de la mañana. No importa lo que pase ya hoy, todo lo demás después de esto no era mas que un montón de caca caliente.
De la risa al llanto en cuestión de segundos
¿Ganar la lotería? ¿Una comida con mis mejores amigas? Lo que sea, nada vale, mis pantalones me están muy ajustados. Estoy de mal humor. Déjame sola.
Después de una pequeña y leve rabieta gritándole a mi armario y una serie de palabrotas que ahora mismo no soy capaz de repetir, mis pantalones vaqueros vuelven a estar colgados en la parte de atrás de mi armario.
Sé que están allí, en la oscuridad, burlándose de mí.
No dejes que te pase, ahora ya lo sabes. ¿La forma más segura de arruinarte un buen día? Ponte un par de pantalones que te estén muy ajustados.
Stock Photos from Rehan Qureshi/Shutterstock